Foto publicada en La Jornada El pasado 6 de abril, 10 mil mujeres se dieron cita frente al Monumento a la Revolución donde Andrés Manuel López Obrador exhortaba a la ciudadanía a estar atentos ante la posibilidad de iniciativas sobre la reforma energética, que provoquen un albazo y la privatización de Pemex (según AMLO).
Desde entonces este grupo de mujeres pacifistas se mantienen en estado de alerta dispuestas a sitiar el Congreso de la Unión y evitar así, que la reforma energética se apruebe sin el debate que promueve su líder tabasqueño.
Además, como la propuesta sobre el debate no termina por convencer al presidente legitimo y como el Frente Amplio Progresista se encargó de tomar de las tribunas del Senado y de la cámara de Diputados, los miembros de estas cámaras se vieron en la necesidad de transladarse a un recinto alterno, por lo que las adelitas (mote que ha recibido esta brigada) se han encargado de entorpecer el translado de los susodichos, incluso se dio el caso de que una de estas mujeres se tiro al suelo frente a los vehículos para evitar así que llegaran a su destino, aunque finalmente se le retiro.
Por otro lado (y como esta mal visto que hombres se enfrenten a mujeres), la Policía Federal Preventiva apostó 90 mujeres cuya principal función es controlar posibles disturbios (provocados por las adelitas). Armadas con cascos, escudos, toletes, hombreras, pectorales, braceras, coderas y espinilleras (en total más de seis kilos de peso) hacen guardia en los accesos a la calle Xicoténcatl por grupos de 30, esa es su tarea, soportando las altas temperaturas, esa es la misión de las otras adelitas, o como también las han llamado las robocops.
Sin embargo, pese a que las adelitas y las robocops juegan un papel antagónico, ambas comparten algunas cosas. Ambas brigadas se mantienen establecidas en el centro de la ciudad soportando el intenso calor y han sacrificado la misma cosa, a su familia. Ya que desde hace varios días pasan el mayor tiempo haciendo su respectiva guardia y practicamente no tienen tiempo de atender a sus seres queridos como acostumbraban. Ni modos la chamba es la chamba...
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